• CARLOS DELGADO CAMACHO

    Reflexiones

  • SEVERIANO OCEGUEDA

    Debate y propuesta

  • ROBERTO GONZÁLEZ BERNAL

    Trinchera Universitaria

  • ANTONIO SIMANCAS ROBLES

    Un poco de todo

  • JORGE AGUAYO

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  • EZEQUIEL NAVARRETE ARELLANO

    Apostador de cuacos

  • JORGE GONZÁLEZ GONZÁLEZ

    Humanismo en la política

EDITORIAL

Apreciables lectores: Coincidirán conmigo en cuanto a que el advenimiento de UN NUEVO GOBIERNO ESTATAL es sin duda el principal acontecimiento en estos días, y evidente motivo de esperanza para todos los nayaritas que desde hace muchos años anhelamos que nuestra entidad se desarrolle económicamente y con ello, se convierta en TIERRA DE OPORTUNIDADES para evitar que nuestros hijos sigan viéndose obligados a emigrar hacia otros lugares para subsistir y/o labrarse un buen futuro. Así pues, este 19 de septiembre es muy significativo en virtud de que se da inicio a la posibilidad de cumplimiento del pacto que reciente- mente se estableció entre UN POLÍTICO NAYARITA MADURO, SERIO Y DE AMPLIA EXPERIENCIA EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA; y una sociedad que lo hace su gobernante confiando alma adentro en su promesa de que gobernará en congruencia con los postulados de la CUARTA TRANSFORMACIÓN, ROMPERÁ ESQUEMAS ATÁVICOS Y SE ESFORZARÁ POR DESPERTAR AL PODEROSO GIGANTE DORMIDO que por sus riquezas naturales y la valía de sus habitantes es Nayarit. El reto es de grandes dimensiones, y no habrá tiempo para titubeos ni flaquezas durante este próximo sexenio que podría ser EL PARTEAGUAS HISTÓRICO que marcaría el antes y el después que hemos venido esperando. Hay un nuevo liderazgo en nuestra entidad decidido a marcar la diferencia; y una ciudadanía dispuesta a seguirlo con lealtad mientras se mantenga firme rumbo a los propósitos planteados. Para el caso, la eficiencia, la honestidad, los resultados, el compromi- so de servir, y en suma, la lealtad al ambicioso proyecto de “DESPER- TAR A NAYARIT”; deben ser los indicadores fundamentales con que se mida el desempeño de LOS NUEVOS FUNCIONARIOS DE LA ADMINISTRACIÓN “NAVARRISTA”; y única justificación para que permanezcan en el mismo. ¡Demos la bienvenida al nuevo sexenio que inicia! Los saludo cordialmente.

Va pa'tras


Por Denise Dresser
Grupo Reforma

Ciudad de México, México

Basta con ver la cara de los priistas en cualquier acto público. Basta con advertir las sonrisas
compartidas, los rostros complacidos, los abrazos entusiastas. Están felices y se les nota; están rebosantes y no lo pueden ni lo quieren ocultar. Saben que vienen de vuelta, saben que están de regreso, saben que encuesta tras encuesta los coloca en el primer lugar de las preferencias en las elecciones estatales y cada vez más cerca de recuperar el control del gobierno federal.

El PRI resurge, el PRI revive, el PRI resucita. Beneficiario del panismo incompetente y del perredismo auto-destructivo, el Revolucionario Institucional está a un paso de alcanzar el picaporte de Los Pinos tan sólo dos sexenios después de haber sido expulsado de allí.
Para muchos mexicanos esta posibilidad no es motivo de insomnio ni de preocupación. Hablan del retorno del PRI como si fuera un síntoma más de la normalidad democrática. Un indicio más de la alternancia aplaudible.

Un indicador positivo de la modernización que México ha alcanzado y que ya sería imposible revertir. "El país ya no es el mismo que el de 1988", advierten quienes no se sienten alarmados por la resurrección priista. "El PRI no podría gobernar de manera autoritaria como lo hizo alguna vez", sugieren quienes celebran los logros de la consolidación democrática. "Los priistas se verían obligados a instrumentar las reformas que hasta ahora han rechazado", auguran los oráculos del optimismo. Y ojalá tuvieran razón las voces de aquellos a quienes no les quita el sueño la posibilidad de Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Manlio Fabio Beltrones en la Secretaría de Gobernación, Beatriz Paredes en cualquier puesto del gabinete, y Emilio Gamboa en la presidencia del PRI.

Ojalá fuera cierto que una nueva era de presidencias priistas sería señal de alternancia saludable y no de regresión lamentable. Ojalá fuera verdad que tanto el país como el PRI han cambiado lo suficiente como para prevenir el resurgimiento de las peores prácticas del pasado. Pero cualquier análisis del priismo actual contradice ese pronóstico, basado más en lo que sus proponentes quisieran ver que en la realidad circundante. Como lo escribe el columnista Tom Friedman en The New York Times, en México hoy coexisten tres grupos:

"Los Narcos, los No's y los NAFTA's": los capos, los beneficiarios del statu quo y los grupos sociales que anhelan el progreso y la modernización. Y hoy el PRI es, por definición, "El Partido del No". El que se opone a las reformas necesarias por los intereses rentistas que protege; el que rechaza las candidaturas ciudadanas por la rotación de élites que defiende; el que rehúye la modernización sindical por los "derechos adquiridos" que consagró; el que no quiere tocar a los monopolios porque fue responsable de su construcción. El PRI y sus bases son los "No's" porque constituyen la principal oposición a cualquier cambio que entrañaría abrir, privatizar, sacudir, confrontar, airear o remodelar el sistema que los priistas concibieron y del cual viven.

A quien no crea que esto es así, le sugiero que lea los discursos atávicos de Beatriz Paredes, que examine la oposición pueril de Enrique Peña Nieto a la reelección, que reflexione sobre los intereses cuestionables de Manlio Fabio Beltrones, que estudie los negocios multimillonarios de Emilio Gamboa, nuevo dirigente de la CNOP y próximo presidente del partido. Allí está el PRI clientelar, el PRI corporativo, el PRI corrupto, el PRI que realmente no cree en la participación ciudadana o en los contrapesos o en la rendición de cuentas o en la apertura de la vida sindical al escrutinio público. Si la biografía es micro-historia, entonces se vuelve indispensable desmenuzar la de Emilio Gamboa ya que su selección reciente para una de las posiciones más importantes del priismo revela mucho sobre el ideario, los principios y el modus operandi de la organización.

Emilio Gamboa, descrito en el libro coordinado por Jorge Zepeda Patterson, Los intocables, como el broker emblemático de la política mexicana; el intermediario entre el dinero y el poder político. Vinculado al Pemexgate, al quebranto patrimonial en Fonatur, al crimen organizado vía su relación con Marcela Bodenstedt y el Cártel del Golfo, a las redes de pederastia, al tráfico de influencias. De nuevo en la punta del poder dentro de su propio partido.

Ése es el PRI del 2010, y si no lo fuera, su dirigencia ya habría denunciado a Emilio Gamboa junto a tantos que se le parecen. Pero no es así. El PRI nuevo milenio y el que se apresta a gobernar a la República sigue siendo un club transexenal de corruptos acusados y corruptos exonerados; de cotos construidos sobre la intersección de la política y los negocios; de redes tejidas sobre el constante intercambio de favores y posiciones, negociadas a oscuras. En una conversación telefónica grabada y ampliamente diseminada -que a pesar de ello no ha hecho mella en su carrera política- Emilio Gamboa le dice a Kamel Nacif: "va p'a tras". Y ése es el mismo mensaje que el PRI envía sobre el país bajo su mando.
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Si estás de acuerdo con mis planteamientos, te agradecería que los reenviaras a tus amigos, parientes y contactos, en el entendido de que trato de hacer conciencia y ciudadanos críticos y participativos. México lo hacemos todos los días ¡todos!
¡Gracias!

'Va pa' tras'
Por Denise Dresser
Grupo Reforma_.___

PEÑA NIETO "EL GOLDEN BOY DEL ESTADO DE MÉXICO"


Denisse Dresser.

El copete acicalado. La sonrisa diamantina. La novia famosa... El Gobierno dadivoso. La publicidad omnipresente. La pantalla alquilada. La alianza del guapo y los corruptos. Los componentes centrales del modelo de competencia política que el PRI construye y con el cual logra ganar. Los ingredientes fundamentales de la estrategia que el PRI despliega y con la cual logra arrasar.
Una ecuación cuidada, perfectamente planeada: cara bonita + dinero + televisoras + publicidad +PRI dinosáurico = triunfo electoral. Una fórmula concebida en el Estado de México y ahora instrumentada exitosamente a nivel nacional. Una fórmula patentada por los artífices de la "experiencia probada", en busca de algo que puedan vender como "nueva actitud". El modelo bombón. El modelo "Golden Boy". El modelo Peña Nieto.
Con resultados a la vista y confirmados en esta elección. Distrito tras Distrito, Presidencia Municipal tras Presidencia municipal, Diputación tras Diputación, Estado tras Estado. Corredores azules que se vuelven tricolores; bastiones panistas que pasan a manos priistas; territorios del PRD que dejan de serlo. Guadalajara y Zapopan y Cuernavaca y Toluca y Ecatepec y Tlalnepantla y Atizapán y Naucalpan. Tan sólo en el Estado de México, el triunfo en 40 de 45 distritos electorales.
El PRI, beneficiario del voto de castigo por una economía que se contrae más del 7 por ciento. El PRI, beneficiario de la inseguridad que la popularidad presidencial no logra remediar. El PRI, beneficiario de un PRD que se devora a sí mismo y un PAN que se traiciona a sí mismo. Pero más importante aún, el PRI beneficiario de la mejor inversión que ha hecho en tiempos recientes: la campaña publicitaria permanente que lleva a miles de mujeres a exclamar - en mítines de campaña-
"Peña Nieto bombón, te quiero en mi colchón".
El "Astro Boy de Atlacomulco", una criatura concebida por la dinastía política más importante del País que ahora busca dominarlo de nuevo. El político Potemkin, producto de un entramado de intereses políticos y empresariales que combina la modernidad mediática para llegar al poder, con los viejos métodos para ejercerlo.
El mexiquense metrosexual construido con carretadas de dinero: por lo menos 3 mil 500 millones de pesos en cuatro años de autopromoción mediática descritos por Jenaro Villamil en su nuevo libro "Si yo fuera presidente: el reality show de Peña Nieto". El posible candidato presidencial, seleccionado, asesorado y adiestrado por personajes como Arturo Montiel y Alfredo del Mazo y Carlos Salinas de Gortari y ejecutivos de Televisa y muchas manos más que peinan el copete. Venden el producto. Posicionan la marca.
Enrique Peña Nieto, emulando a diario la estrategia salinista basada en la inauguración de grandes obras y el cumplimiento de pequeños compromisos. Promocionando a diario la lista de libramientos construidos, tractores regalados, apoyos económicos entregados.
Ejemplo de lo que Octavio Paz llamó el "Ogro Filantrópico"; ese Estado que no construye ciudadanos, sino perpetúa clientelas. Millones de mexicanos educados para vivir con la mano extendida, parados en la cola, esperando la próxima dádiva del próximo político. Como los 9 mil que se aprestaron a celebrar el cumpleaños de Mario Marín hace unos días y los 200 que hicieron cola para abrazarlo. Como aquellos para quienes la corrupción se vale cuando es compartida. Como aquellos que volvieron a votar por el PRI en el Estado de México, a pesar de las marrullerías de Arturo Montiel y las marometas llevadas a cabo por su sucesor para encubrirlo.
Enrique Peña Nieto, actor de un espectáculo continuo, perfectamente producido, escenificado y actuado en la pantalla más grande del País. El candidato de "El Canal de las Estrellas" que hasta esposa le consiguió. El candidato que las televisoras hacen suyo y se encargan de edificar. Con promoción política disfrazada de infomercial; con paquetes publicitarios que incluyen la compra de entrevistas en los principales noticieros; con la cobertura de un romance que recibe más atención que la guerra contra el narcotráfico; con el silencio televisivo que se guarda sobre el caso de Atenco o los feminicidios en el Estado de México o cualquier tema controvertido que podría evidenciar las fauces del joven dinosaurio.
Hay un Plan de Trabajo que Televisa ha puesto en marcha y cuyas instrucciones Peña Nieto sigue al pie de la letra: te doy la pantalla desde la cual propulsarte y me das una Presidencia a la medida de mis intereses. Un trueque permanente de favores, dinero, gestión política a cambio de impunidad y promoción mediática.
Como advierte Julio Scherer García, la fórmula Peña Nieto es sencilla: comprar el tiempo en la televisión, corromper y corromper, mentir y mentir, aprender que a los aprendices se les puede y debe aprovechar. Todo para apoyar al joven muñeco, atractivo por su presencia física, a costa de la inteligencia y la pulcritud moral. Todo para que el poder regrese a las manos de la mafia. Todo para que el PRI vuelva a Los Pinos.
Los invito a reenviar este editorial de Denise a todos sus contactos. No se dejen engañar por la mercadotecnia de Telerisa. Faltan menos de 1 año y el tiempo se pasa corriendo. No seas ciudadano de cada 3 años, que sólo vas a votar y te olvidas. Y si eres abstencionista, ve pensando seriamente qué harás en 3 años. Carlos Salinas de Gortari es quien está detrás de Peña Nieto.

Entre azules y azulados, ¿quiénes deciden en el PAN?


Son cada vez más los cuestionamientos que desde diferentes esferas se hacen a las encuestas. Los argumentos van desde preguntar por diferencias en la metodología hasta injurias sin fundamentos (como quienes declaran no “creer” en los estudios de opinión, como si fueran éstos un dogma religioso y no un método científico).

Identificados ya los aspirantes a la Presidencia de la República, aumentan las declaraciones en las que los políticos expresan confianza en unas y no en otras encuestas. Es el caso de los aspirantes panistas a la postulación por su partido.

Cierto es que las encuestas no deciden elecciones, pero para el caso del PAN habrá que abundar y decir que mientras en ese partido no esté definido el método de selección de candidato, cualquier estudio estará alejado de la realidad. Expliquemos.

Para todos los partidos, al medir la preferencia de candidatos en una contienda interna se pregunta tanto a población abierta como a aquellos que expresan su simpatía por el partido en cuestión. La medición del proceso interno para elegir al candidato del PAN expone un problema para los investigadores de la opinión pública: determinar quién es panista.

Aquí el método enfrenta un primer obstáculo, quién es el simpatizante. En Parametría se distingue entre el que se identifica con un partido (“Sin importar por quién haya votado en el pasado, ¿con cuál partido se identifica usted más?”), del que vota por ese partido (“Si hoy fuera la elección para Presidente de la República, ¿por cuál partido votaría usted?). El primero es el simpatizante.

Una vez superada esta definición viene otra barrera para la lectura de los datos de las encuestas de preferencia interna: ¿quiénes serán los que voten y decidan al candidato, los militantes o los simpatizantes (elección cerrada o abierta)?

El PRI y el PRD, por estatutos, contemplan la elección abierta (al universo de electores) como método ordinario de selección de sus candidatos. No así el PAN, que acude a miembros activos y adherentes para que elijan a sus candidatos, y que contempla la elección abierta únicamente en casos extraordinarios (con circunstancias bien definidas, enfocadas a convocar al electorado en entidades donde el blanquiazul sea una fuerza marginal).

El artículo 26 del Reglamento de selección de candidatos a cargos de elección popular del PAN se establece que son los miembros activos y, en su caso, los adherentes, los que pueden votar para elegir al candidato del partido a la Presidencia de la República. El artículo 29 del mismo documento refiere que, como métodos extraordinarios están la designación abierta y la elección abierta.

Aún sin definiciones en el PAN sobre el método a seguir, los encuestadores tendrían que tomar como muestra al universo de miembros activos y adherentes de Acción Nacional (calculado en poco más de un millón 900 mil), para tener una idea cercana de las preferencias de quienes, en efecto, decidirán el nombre del abanderado del blanquiazul.

Para acceder a los militantes y adherentes habría que tener el Listado Nominal de Electores definitivo, documento de carácter privado y que, de nuevo de acuerdo con el reglamento citado, se entrega a quienes sean declarados precandidatos.

Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero se enfrentan una y otra vez en los estudios demoscópicos. Los resultados de cada encuestadora varían, lo que es aprovechado por algunos para regresar al denuesto del método y por los aspirantes. Si entre población abierta son más populares que entre simpatizantes, harán público el primer dato, a pesar de conocer los estatutos y que, en los hechos, una elección abierta en el PAN para candidato a la Presidencia sería inusual, extraordinaria e histórica.

Ello confunde al elector, genera suspicacia en el método y desprestigia a los encuestadores. Conviene apuntar que, mientras no estén definidos los métodos de selección, no habrá que tomar los resultados de las encuestas como indicadores.